Edtorial de Jorge Rulli sobre el acuerdo entre Monsanto y el gobierno nacional y los proyectos de reforma constitucional, la ley de semillas, las patentes sobre ellas, progresismo.
Como si el creciente y público maridaje con la empresa Monsanto los energizara, los partidarios del Gobierno se encuentran desenvolviendo una inocultable ofensiva. Esa ofensiva del kamporismo, excede los marcos de los acuerdos políticos establecidos por ellos mismos, los equilibrios trabajosamente logrados con otras fuerzas y en algunos casos, orilla la criminalidad y hasta expresa un cierto desborde institucional. El enardecimiento progresista en los días que corren, digno de mejor causa, se propaga por todo el territorio y pone en riesgo las autonomías provinciales y los acuerdos con los aliados de ayer que, se desayunan de golpe, estaban durmiendo con un enemigo insaciable de cargos y de espacios de poder.
El maridaje con la empresa Monsanto, públicamente celebrado por la Presidente, insufla nuevos bríos y pareciera tal como se afirma, que el kamporismo va por todo. De hecho, pienso que el modelo de interpretación que manejábamos semanas atrás, debe ser modificado para comprender la nueva situación. Afirmábamos para esclarecer sobre la calidad puramente gerencial del gobierno y para ser didácticos, que cambiar a la Presidente por cualquiera de los candidatos en juego, no significaría modificaciones notables de la matriz productiva y menos aún de las actuales dependencias coloniales. Dábamos por cierto que la matriz productiva y particularmente el modelo de los Agronegocios, no tan sólo parecía estar fuera de los relatos que se urdían desde la política, sino que además estaba fuera de los debates de la dirigencia o de las confrontaciones con los grandes medios, y ello suponía el común respaldo de todos al modelo.
Presumimos ahora que el kirchnerismo, con perfecta conciencia de su rol gerencial puesto en juego y gravemente cuestionado desde el conflicto con Moyano, ha decidido jugar fuerte para demostrar que continúa siendo el más capaz para implementar las políticas de las Corporaciones. En ese plano alguien ha tenido una idea brillante que la Presidente parece haber comprado y hecho propia: volcar todos los yuppies a la militancia de la Cámpora. A partir de ese trasvasamiento generacional que remeda en tono de farsa el poder joven de los años setenta, tenemos sobre el escenario un menú de propuestas que pone los pelos de punta, así como una serie de medidas políticas en marcha, que inmovilizan por el miedo, al común de la vieja política tanto K como no K.
Se proponen en primer lugar y a falta de otro candidato más idóneo, la voluntad de cambiar la Constitución para eternizarla a ella, como mediadora entre Dios y nosotros, tal como gusta definirse últimamente en sus frecuentes alocuciones por la cadena. Esa situación que llaman de la re reelección y que no sería más que un proyecto monárquico progresista levemente encubierto, se aprovecharía para darle a la Argentina un definitivo carácter constitucional que la defina como multicultural y pluriétnica.
Se trata ahora y desde las propuestas de los intelectuales de Carta Abierta, de pensar a la Argentina como una definitiva sumatoria de fragmentos y de identidades tanto sexuales como étnicas, a la vez que imprimirle un perfil que impida para siempre el sueño peronista y kuscheano de una Nación mestiza, una Nación capaz de implementar un proyecto de reunificación con los países hermanos de América Latina, sobre la base de llegar a tener un rostro propio, tal como nos enseñaron los zapatistas.
Se trata entonces, de la consumación de la mirada mitrista que nos condenó a la secesión y a la desmemoria, pero ahora desde los ropajes y desde las cáscaras vacías de un movimiento nacional profundamente tergiversado, y consumando la definitiva dependencia. En esos propósitos, en el país laboratorio al que tantas veces referimos, y para lograr los respaldos electorales necesarios, se trataría de llevar a las urnas a la primera generación marcada por la ingesta de sojas transgénicas y por la tinellización cultural.
Deberíamos hacer un esfuerzo para conectar los hechos que se suceden a diario y no verlos como noticias aisladas, noticias a las que por su falta de conectividad nos está impedido hallarles una significación valedera. De hecho, los medios nos aturden a diario con informaciones, y el desafío es construir un pensamiento abarcador que las contenga. Existe una evidente ofensiva generalizada de la Cámpora y desde otros sectores similares que responden al Gobierno, un enardecimiento de las pasiones y una creciente excitación que alimenta sucesivas confrontaciones.
En ese clima generado desde el Poder con alevosía y particular empecinamiento, colocar al ex guardaespaldas de Firmenich a cargo de los campesinos y de la agricultura familiar resulta consecuente con una determinada política de amedrentamiento y de cooptación desvergonzada de nuevos sectores sociales, tales como algunas organizaciones de Santiago del Estero que se reverenciaban en el Roby Santucho hasta que se pasaron al cristinismo.
En esa misma estrategia, se da el hecho de tirarle un muerto al intendente rebelde de Malvinas Argentinas, de copar con gente de confianza las oficinas del RENAR en cada una de las provincias de manera de precaverse ante posibles pobladas y resistencias ciudadanas para legalizar abastecimientos a la propia tropa, dividir desde la Cámpora y con violencia la hinchada de Tigre que hasta ese momento le respondía al Intendente Massa, la ostentación desmesurada de impunidad del Vatayón carcelario y la proyección política del (SPF) Servicio Penitenciario Federal, jamás depurado desde la dictadura hasta el presente; el ahogar financieramente a las provincias rebeldes, sacando totalmente de quicio al propio Gobernador de la provincia en la que descansan e invierten sus dineros en tierras fiscales y en hotelería millonaria; lanzar la infantería pesada de la Milagros contra la población de Humahuaca para continuar convirtiendo la Quebrada en un country para extranjeros con extendidas periferias de servicios; convertir la ley de medios en un creciente embudo por el que entran cada vez más, solamente los que resultan funcionales, los soplones y los escribas a sueldo; y por último, festejar públicamente el día del Montonero y continuar desapareciendo de los imaginarios populares la memoria tan odiada del viejo general que los echara de la plaza, son tan sólo algunos de los muchos acontecimientos de que nos informamos en los últimos días y que forman parte de una trama grosera y rufianesca en que la desaparición de todos los idearios y de los horizontes de utopías, ha transformado la vida política en meras luchas por los cargos y por los espacios de poder.
De un importante epistemólogo boliviano, crecientemente crítico a las políticas extractivas que se desarrollan y se institucionalizan en el altiplano, tomamos un parlamento que, aunque destinado a la realidad boliviana, vemos que perfectamente se ajusta a nuestras propias necesidades de explicar lo que por aquí sucede. Dice Raúl Prada Alcoreza publicado en Bolpress, que “Es imposible discutir con gente que se inviste del ropaje de héroes y luchas pasadas, sin repetir sus actos heroicos, sino más bien emularlos en la comedia grotesca de las apariencias, es imposible discutir con gente que se siente segura pues tiene a la mano el recurso de la violencia física y simbólica del Estado, sumando su control inaudito del órgano judicial supeditado y del tribunal electoral sometido. Es imposible discutir con la propaganda y publicidad que no razona ni escucha, sino que repite machacadoramente la rutina de la desinformación y de la retórica hueca. Es imposible discutir con gente que ha suplantado al proceso, hasta anularlo, que ha suplantado a los movimientos sociales, cooptando a sus organizaciones, que ha usurpado a los movimientos indígenas, folcklorizando al máximo los alcances de la descolonización”.
Hemos reflexionado muchas veces sobre el mismo tema. Estábamos preparados para resistir y luchar contra las dictaduras y contra los gobiernos reaccionarios. No tenemos ahora frente a los progresistas, los recursos necesarios, no los tenemos. Nos cuesta improvisar esos nuevos modos de pensar y de actuar, sentimos en cada paso que damos que se nos meten en los propios argumentos, que nos roban y tergiversan los conceptos, sentimos que las propias mochilas que llevamos nos obstaculizan la pelea posible que necesitamos dar en defensa propia. Tal vez tengamos que deshacernos de esas cargas, tal vez debamos remover mucho de esos equipos intelectuales que continuamos compartiendo con quienes hoy están definitivamente en el bando de las Corporaciones.
Ya no necesitamos tal vez, bagajes retóricos ni teóricos como antes suponíamos, me parece que frente al progresismo, tanto para diferenciarnos como cuanto para volver a disponer de una propuesta que los exponga y que nos homogenice para la lucha, tan solo requerimos algunos pocos objetivos, en especial el de retornar al sentido común y el de recuperar la felicidad de nuestro Pueblo, y recuperarla en una sociedad en que los únicos privilegiados vuelvan a ser los niños. Lo escribo y me reafirmo, en que este sucinto programa resulta al presente, francamente subversivo.
Pero, volvamos ahora al comienzo y al respaldo de la empresa Monsanto al actual proceso político, así como al respaldo del actual proceso a la empresa Monsanto y a sus intereses. Digamos que Monsanto es una de las mayores corporaciones transnacionales del Planeta, que se caracteriza por haber producido terribles males a la humanidad. Nos referimos entre otros inventos al NAPALM o gelatina combustible, al PCB o policloruro de bifenilo que ha causado enormes contaminaciones y mortandades por cáncer, el Agente Naranja que se empleara masivamente en Vietnam como defoliante de las selvas y que ha producido cientos de miles de muertes y de niños nacidos deformes entre el pueblo vietnamita así como entre los propios soldados norteamericanos que fueron víctimas de sus propias armas. También son responsabilidad de Monsanto muchas de las semillas genéticamente modificadas que producen actualmente las mayores cosechas internacionales y cuyas consecuencias sobre las próximas generaciones aún desconocemos pero presumimos.
Es asimismo de Monsanto el Roundup Ready, el herbicida que acompaña a las sojas RR, cuyo componente principal es el Glifosato y de cuyos efectos sobre la salud los argentinos lamentablemente tenemos sobradas experiencias. También es de Monsanto, la hormona recombinante bovina o somatotropina bovina recombinante (rBST), que se le aplica a las vacas de tambo para que produzcan más leche, una hormona transgénica que se encuentra prohibida por su extrema peligrosidad para el consumidor en muchísimos países y que en la Argentina se difunde alegremente sin mayores obstáculos. Monsanto entró en los años noventa casi subrepticiamente haciendo lobby, y en 1996 consiguió que le aprobaran su primera semilla de Soja transgénica.
Han transcurrido desde entonces dieciséis años, dieciséis años en que la imagen de Monsanto creció desde las sombras y desde el amparo que le permitió la extendida ignorancia sobre lo rural, tanto de la política, como de los sucesivos funcionarios que se sucedieron en esos muchos años. Ahora por vez primera, Monsanto se encuentra celebrado en el discurso de la propia Presidente de los Argentinos y en cada una de las alocuciones del Ministro de Agricultura que, no solo habla desde el propio podio de la empresa, sino que anuncia con solemnidad que la Argentina se dispone a modificar la Ley de Semillas para adecuarla a los nuevos intereses puestos en juego, o sea que por vez primera reconoceremos los derechos corporativos al patentamiento y a que tengamos que pagar por usar las semillas que ya definitivamente no volverán a ser nunca más de nosotros.
Me repito entonces, ya ni siquiera necesitamos frente al progresismo bagajes retóricos o teóricos como antes suponíamos, para volver a disponer de una propuesta que los exponga y que nos aliste para la lucha, requerimos tan solo algunos pocos objetivos e ideas fuerza, en especial: retornar al sentido común y recuperar la felicidad de nuestro Pueblo en una sociedad en que los únicos privilegiados vuelvan a ser los niños. Ellos son progresistas y marchan decididamente hacia un abismo, nosotros necesitamos tan solo volver a lo que fuimos.
Jorge E. Rulli
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